Carreteras es una serie de obras realizadas a partir de la “Alegoría de la Caverna” de Platón, un pequeño texto que explica cómo aquello que el ser humano considera como la “realidad” es una construcción hecha partir de lo que ve y experimenta en un entorno particular (caverna) y cómo se relaciona con lo desconocido (fuera de la caverna); ya sea a partir del miedo o la curiosidad. Esta misma reflexión resuena con una frase del astrónomo Mario Hamuy: «Sin observador no hay universo«. Todo aquello que el hombre conoce, es lo que la luz va develando, tanto en términos físicos como simbólicos: la luz es también conocimiento y guía en el viaje del hombre por los misterios del universo.
TODO LO QUE ESTÁ PODRÍA NO ESTAR
Podría Ud. imaginarse un universo tan complejo como el nuestro sin el espíritu humano preguntándose sobre su entorno? Parecería un gigantesco desperdicio de complejidad y belleza. Son los observadores con conciencia —capaces de usar sus sentidos cognitivos para procesar los estímulos externos de la realidad— cuya presencia le da sentido al Universo. El ser humano entonces es la conciencia del Universo y al observarlo se ve a sí mismo, en un mundo material en que las cosas existen porque nosotros estamos acá. En torno a cada cosa somos nosotros quienes hemos establecido convenciones de que algo es, por ejemplo, para sentarse. La obra de Mahana crea una nueva realidad en torno a cada fenómeno, mundos en que los objetos pueden tener distintos significados a la vez. Su registro extiende nuestros horizontes, permitiéndonos ver más allá de lo material y expandir nuestra conciencia. Es una invitación a imaginar nuevos universos, a cada uno de los cuales es usted —el observador— quien le otorga vida. La luz de sus cuadros honra su doble identidad de partícula u onda con que la naturaleza la dotó, transmitiéndonos mensajes de certeza incompleta, mundos en los que los objetos pueden ser distintas cosas al mismo tiempo. La incertidumbre de Heisenberg está siempre presente en la obra. Todo lo que está podría no estar. Mahana registra lo que no existía, dotándolo de existencia, derrumbando las fronteras entre la masa y lo inmaterial. Su obra está permanentemente en proceso de materializar lo invisible del mismo modo que el universo embrionario se materializó a partir de la nada luego del Big Bang de Lemaitre. Tal como un poderoso telescopio, el pincel del artista es el instrumento que vence la limitada percepción humana, haciéndonos viajar por el tiempo, cambiar nuestra visión y viajar por universos paralelos en que lo importante no es lo que se ve a primera vista sino el Universo que uno mismo quiera crearse. Su obra expande nuestra conciencia y, de paso, la del Universo, recordándonos que la verdad está en permanente construcción, fenómeno compartido por el científico y el artista.
Mario Hamuy
Premio Nacional de Ciencias Exactas 2015
Astrónomo Phd